Gracias a la capacidad de la cerveza de limpiar el paladar se consigue una armonía perfecta cuando se degustan quesos. Además la multitud tanto de cervezas como de quesos existentes nos permiten realizar múltiples combinaciones y un sinfín de maridajes diferentes.
El queso puede estar disponible en diferentes formas, texturas, sabores y composiciones y constituye un alimento muy nutritivo y saludable. Si a esto le sumamos las bondades de la cerveza de las que ya os hemos hablado obtenemos una combinación más que apetecible y perfecta para muchas ocasiones. Además permite combinarse con otros productos, como pan, embutidos, anchoas, dulces… tenemos posibilidades por doquier.
La cerveza, por norma general, suele combinar mejor con los quesos de vaca, aunque siempre hay excepciones. Los quesos de oveja o cabra también son buen maridaje pero en un grado no tan amplio como los primeros. Por ejemplo, los quesos curados dependiendo de la zona pueden encajar perfectamente con cervezas de abadía o artesanales.
En el caso de los quesos de vaca, suelen ir bien acompañados de cervezas frescas y ligeras, por ejemplo tipo lager, ya que son quesos con texturas blandas y la cerveza actúa como contrapunto a la acidez de estos quesos. Por ejemplo, existen multitud de quesos asturianos (y también de otras zonas) que pueden ser un acompañamiento perfecto para este tipo de cerveza.
Normalmente cuanto más añejo y más grado de maduración tiene el queso se recomienda una cerveza más fuerte, con más cuerpo, aroma y graduación. Así, los quesos añejos de vaca casan perfectamente con las cervezas negras.
Por mencionar otro caso diferente, para el queso de Burgos al ser un queso fresco necesitaremos de nuevo una cerveza ligera.
Los quesos de cabra y oveja como ya hemos comentado no ofrecen el mismo grado de afinidad con la cerveza, aunque siempre podemos hacer nuestras propias catas basándonos en lo que ya hemos dicho.